Querido diario, hace mucho no te escribo, es más, ni te pelo, pero hoy lo amerita, me siguen rompiendo el corazón.
Desde que empezó esto del encierro, adapté un espacio en casa lejos de donde duermo, porque pues quién no ama su cama, y donde nada me distrajera para hacer el ya conocido home office pero, ¡oh sorpresa!, no pude aislarme del todo porque a mi edad de casi señora sigo siendo hija de familia, en fin, todo esto me llevó a darme cuenta de que podrán pasar los días y mi mamá y mis hermanas seguirán dándole su propio significado a lo que yo hago.
Entre mis múltiples actividades como Copy Creativo que se desenvuelve en una agencia de publicidad y se la vive en la compu, el celular y las diferentes apps para poder hacer un call exitoso, hay una en particular donde noté que mi mamá, es muy participativa, hasta se emociona, y es que tal cual como si yo fuera la maestra y ella la alumna que levanta la mano para participar; muteo el micrófono la volteo a ver y pregunta, “¿puedo hablar?”, y yo, sonriendo, “sí má”. Lo sorprendente es que ha dado buenas ideas.
Las tres han mostrado mucho interés en saber qué significa cada palabra rara que me han escuchado, se acercan a ver qué tanto estoy haciendo y si ven un arte que les llame la atención, hasta me piden verlo; pensé en que era buena oportunidad para armar una reunión de presentaciones, de esas que se han puesto de moda últimamente, así tendríamos chance para conocer de qué va lo que hacemos en nuestros días cotidianos.
“Oigan, ya que tenemos tiempo libre, armemos una presentación de Power Point que hable de lo que hacemos, ejemplo: yo les platico qué tanto hago en mi trabajo. Háganla bonita, póngale amor y preparen cómo nos lo van a contar y nos vemos en la sala el sábado a las 6 pm. Si tienen duda, me encuentran en mi cubículo. Saludos cordiales. (Emoji, emoji, emoji).” Les escribí por WhatsApp y todas aceptaron.
Llegó el día de la cita, se dieron las reglas, entre ellas, que al final de cada presentación habría un espacio para preguntas y respuestas. Empezó mi mamá y nos contó sobre su trabajo en el hospital, cómo prepara sus consultas y una que otra anécdota, siguió Paulina, la menor, nos habló sobre Danza Contemporánea y todos los ejercicios que debe hacer para conseguir un grand écart, pas de bourrée y todas esas posiciones; continuó Ali, la mediana, ella compartió algunos ejercicios de vocalización y de diafragma para alcanzar las notas en sus clases de ópera; créanme, está cabrón sostener la respiración.
Por fin llegó mi turno, me sentí emocionada; les conté sobre el brief, las áreas, la conceptualización, un poco de terminología, de algunas marcas y del famoso peloteo, al final estaba feliz porque ya conocían qué se hace en publicidad.
Al día siguiente estaba yo sentada al lado de mi mamá, terminábamos el desayuno y su celular sonó, era una notificación, la abrió y enseñándome la pantalla, exclamó “mira, esta propaganda de Liverpool está muy bonita, ¿ya la viste Shai?”.
Sí, imaginé mi cara y sigo sin concebirlo; me queda claro que en esta casa hay cosas que nunca van a cambiar.